La académica Daniela Luengo conversó sobre el estudio de redes en el ámbito educativo y cómo ciertas interacciones pueden influir —positiva o negativamente— en la implementación de innovaciones dentro de distintas instituciones de aprendizaje.

Como economista y doctora en política educacional, Daniela Luengo se especializa en la economía de la educación, analizando cómo iniciativas, innovaciones pedagógicas, programas o políticas educacionales afectan e impactan a estudiantes, docentes y otros miembros de las comunidades educativas.
“Hoy en día, las problemáticas son de tal nivel de complejidad que es necesario estudiarlas desde diferentes aristas, y creo que College es el mejor lugar para tener esta mirada amplia y contar con un set de herramientas diversas”, comentó en relación a su integración a la planta docente y a la Unidad Académica.
Actualmente, la académica de College UC y la Facultad de Educación se encuentra diseñando su curso para el Seminario College 2026, el cual estará enfocado en el análisis de redes. El objetivo es enseñar esta herramienta para estudiar relaciones en distintos contextos, de modo que los estudiantes puedan aplicarla en la investigación de sus propias problemáticas de interés.
¿Qué rol cumple la innovación educativa en la transformación de las prácticas de enseñanza y aprendizaje en el sistema escolar actual chileno?
Lo que hemos visto en nuestras investigaciones es que la innovación educativa es muy importante; eso todos lo sabemos. Sin embargo, muchos proyectos, mejoras, cambios educacionales y reformas empiezan muy bien, pero después se van diluyendo con el tiempo y quedan olvidados. Por ejemplo, un programa de desarrollo profesional docente o una nueva forma de enseñar se instalan, todo el mundo trabaja en ello, pero con el pasar de los años eso va disminuyendo, se va diluyendo en el tiempo y, al final, las cosas vuelven a estar como al principio.
Lo que hemos observado en nuestra investigación es que una parte muy importante de por qué eso no se sostiene en el tiempo son las redes sociales. La interacción entre las personas, el que la información fluya o no fluya, influye en que una innovación pedagógica se detenga o se mantenga en el tiempo. Eso es lo que nosotros estudiamos con un lente de redes.
Entonces, les preguntamos a los actores educacionales cómo comparten la información, cómo fluye esa información y cómo eso ayuda a que una innovación recién instalada pueda sostenerse en el tiempo, se consolide como un aprendizaje y se utilice año tras año.
En torno a su respuesta anterior, ¿cuál es el principal desafío para que una innovación educativa se mantenga en el tiempo?
Uno de los principales desafíos que hemos encontrado es la confianza organizacional, la cual se manifiesta en dos niveles: la confianza organizacional como un todo —es decir, que los actores educacionales que forman parte de esa institución sientan confianza en el colectivo de la organización— y, a la vez, la confianza individual, par a par.
O sea, que yo, con las personas con las que trabajo en mi entorno, sienta que puedo contar con ellas tanto en materia profesional como en aspectos más emocionales. En ambas dimensiones, las redes sociales y la conexión entre las personas son muy importantes.
¿De qué manera el análisis de las redes puede revelar barreras o oportunidades para que las innovaciones pedagógicas se adopten de una forma más efectiva?
El análisis de redes es una herramienta que nos permite mapear y, además, tener una ilustración a través de nodos y relaciones —que son estas líneas que conectan los nodos—. Podemos ver el mapa de interacciones sociales dentro de una organización, o incluso algo más específico, como dentro de una sala de clases. Podemos observar cómo los alumnos se relacionan entre sí: ¿qué alumnos se relacionan entre sí? Así, podemos tener un mapa general de la estructura relacional que existe dentro de una sala de clases, un colegio o una universidad.
Al ver ese mapa, se iluminan varios aspectos. Por ejemplo, en la estructura se pueden identificar lo que se llaman agujeros estructurales: grupos de personas que no están conectados entre sí, que no tienen relación. Eso puede representar una amenaza o una dificultad para que algún programa, iniciativa o innovación avance.
Además, estos mapas permiten conocer en qué parte de la red se encuentran las personas: si son más centrales —es decir, tienen mucha conexión con todo el mundo— o si están ubicadas más en la periferia. Esto nos da una medida de la integración de las personas en esa comunidad educativa, y así podemos identificar qué aspectos mejorar en la interacción social para que esas personas puedan estar más integradas.